La doctora Agnès Szanto Feder nos invita a la reflexión, a la toma de conciencia, a cuestionarse, a mirarse a sí mismo, a tomar posición y analizar las propias ideas y los propios actos en relación a ese ser complejo y misterioso, que, en su pequeñísimo cuerpo, en su mirada abierta o fugaz, en sus puños apretados y en su boca anhelante es portador de todos los secretos y de todas las potencialidades de lo humano.
Nos convoca a indagar lo que subyace en lo aparentemente obvio y banal, en lo conocido y arraigado en lo ancestral de la cultura, en el aporte de las ciencias, siempre teñidas ideológicamente, en las creencias, mitos y saberes para revelar aquello oculto, no dicho, no formulado o no consciente que es finalmente la imagen de niño que tenemos y la imagen de hombre que queremos o que tememos ayudar a crecer.
Su voz es una llamarada de sensatez que ilumina y nos convoca, con tantos otros, con pasión, con humor, con alegría y con responsabilidad a crear condiciones humanas, un poco más humanas, menos robotizadas y escindidas en las que la dignidad, la belleza y la poesía funden el lugar en el mundo para la aventura de ser y de crecer.
/Myrtha Chokler/